223 años de vida republicana, 31 años bajo la vigencia de la Constitución de 1991, un año de gobierno de Gustavo Petro, y para muchos Colombia está peor que nunca. Es como si en un solo año se hubieran concentrado y agravado todos los problemas que puede tener un país.

¿Qué se ha logrado? Una reforma tributaria que permitirá recaudar más ingresos –hay quienes sostienen, sin evidencia, que es la causa de la desaceleración económica– y un plan de desarrollo ambicioso en las ideas, pero sin diagnósticos, instrumentos e indicadores que se puede quedar en el papel. Una propuesta integral de paz, mal articulada y disociada de la política de seguridad; unas reformas sociales que no avanzan como el gobierno quisiera; unas condiciones económicas complejas, como para casi todo el mundo, debido a tasas de interés altas, inflación –que aquí cede menos– y conflictos bélicos que impactan sobre la economía global, y discurso, mucho discurso y confrontación, no mucho más que eso.

¿Va bien el gobierno de Gustavo Petro? No, en muchos frentes no ha hecho bien las cosas. Al privilegiar la agenda legislativa como el camino al cambio sin tener mayorías políticas consolidadas, ha encontrado resistencia en temas que generan legítima inquietud (salud y pensiones). Ha tratado con desdén esa hoja de ruta que es el plan de desarrollo donde hay apuestas muy importantes de cambio. La agenda de gobierno no se ha ajustado a los tiempos institucionales sino a los tiempos emocionales del presidente en la red X (antes Twitter), lo cual aumenta la sensación de falta de rigor en la gestión gubernamental.

¿No ha ayudado eso que llamamos el establecimiento? Por supuesto que no, los partidos políticos que lo acompañaron en la primera legislatura ya entendieron que oponerse al gobierno trae réditos políticos, como lo pudieron ver en las elecciones del 29 de octubre, y ahora tienen todos los incentivos para hacerlo el resto del período: el fracaso de un gobierno es la oportunidad de éxito de sus detractores. De las últimas 19 elecciones en América latina, 18 las han ganado quienes se oponen al gobierno en ejercicio.

El establecimiento económico, más pragmático, sigue buscando acuerdos para encontrar fórmulas que permitan que la economía funcione en el contexto de un gobierno que plantea reconfigurar el modelo económico. Allí saben que cuatro años perdidos para la economía terminan afectando a todos y generando las condiciones para gobiernos con una agenda más radical que la liberal reformista que propone Petro. En esa misma dirección, se pueden explicar las reuniones con el expresidente Uribe: encontrar una forma de introducir ajustes importantes (las reformas) sin que se afecte el funcionamiento del país, un camino que hasta ahora no hemos recorrido. El momento reformista de la Constitución de 1991 contó con amplio respaldo político y social que hizo posible avanzar tímidamente hacia un Estado social, que no ha sido de la robustez y profundidad que exige una sociedad tan desigual como la colombiana. A mi juicio, esta debe ser la principal apuesta de este gobierno.

¿Es el peor momento del país? Claro que no. Hubo tiempos de menor crecimiento de la economía (1998 con Andrés Pastrana); hubo momentos de mayor violencia asociada al conflicto armado (finales de la década de los 90 y antesala de los gobiernos de Uribe); hubo tiempos de mayor incertidumbre institucional (1989, el narcoterrorismo, proceso 8.000, parapolítica); y así podríamos dar otros ejemplos de momentos críticos que hemos tenido, mucho más intensos que el actual, en casi todos los frentes, los cuales, terminan superándose quizás no siempre de la mejor forma. Muchas de las formas como se han resuelto estas crisis todavía las estamos pagando y este gobierno las hereda (y no resuelve). Un ejemplo, la falta de atención a la seguridad territorial luego del Acuerdo de paz con las Farc que afecta la Paz Total.

Decir que antes hemos estado peor no es una forma de exculpar al gobierno y de encontrar consuelo, pero pienso que hay una sobreactuación de muchos para hacer creer que, en tan solo un año, este es el peor gobierno de la historia (¿ya olvidamos el de Duque?), y este el peor momento de Colombia.

La histeria que ha producido el primer gobierno de izquierda no se compadece con la realidad económica, política y social que estamos viviendo, pero si terminan creyendo que estamos a las puertas del infierno y explotan eso políticamente, nos irá mal a todos, y para entonces quizás se agoten los recursos institucionales que permiten tramitar el descontento social que está en el origen de la elección de este gobierno. Los Milei colombianos están esperando ese momento.

@cuervoji

QOSHE - Milei y el apocalipsis zombi - Jorge Iván Cuervo R
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Milei y el apocalipsis zombi

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24.11.2023

223 años de vida republicana, 31 años bajo la vigencia de la Constitución de 1991, un año de gobierno de Gustavo Petro, y para muchos Colombia está peor que nunca. Es como si en un solo año se hubieran concentrado y agravado todos los problemas que puede tener un país.

¿Qué se ha logrado? Una reforma tributaria que permitirá recaudar más ingresos –hay quienes sostienen, sin evidencia, que es la causa de la desaceleración económica– y un plan de desarrollo ambicioso en las ideas, pero sin diagnósticos, instrumentos e indicadores que se puede quedar en el papel. Una propuesta integral de paz, mal articulada y disociada de la política de seguridad; unas reformas sociales que no avanzan como el gobierno quisiera; unas condiciones económicas complejas, como para casi todo el mundo, debido a tasas de interés altas, inflación –que aquí cede menos– y conflictos bélicos que impactan sobre la economía global, y discurso, mucho discurso y confrontación, no mucho más que eso.

¿Va bien el gobierno de Gustavo Petro? No, en muchos frentes no ha hecho bien las cosas. Al privilegiar la agenda legislativa como el camino al cambio sin tener mayorías........

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