Colombia como nación ha sido leída desde las ideas liberales, las ideas conservadoras, incluso desde las ideas socialistas, pero muy poco desde las ideas reaccionarias.

Los historiadores han clasificado nuestra historia republicana como una sucesión de repúblicas conservadoras y repúblicas liberales, en medio de guerras civiles en el siglo XIX, hasta la guerra de los Mil Días. En el siglo XX, hubo alternancia pacífica hasta llegar al Frente Nacional, período donde se sella un pacto político que incubó la reacción de insurgencias armadas que sirvieron de contexto para el ascenso de las ideas marxistas en el debate público. La existencia y persistencia del conflicto armado, ya degradado ideológicamente, ha contribuido al eclipse de las ideas socialistas, de las cuales hubo antecedentes en la década del veinte del siglo pasado, de la mano de María Cano, pero en realidad ha sido un relato marginal de nuestra lectura como nación.

Más marginal aún ha sido el debate sobre las ideas reaccionarias en nuestra historia, pues se han confundido –y camuflado- con las ideas conservadoras, e incluso con las liberales, como fue el caso de Luis López de Mesa. Fue Nicolás Gómez Dávila quien hizo visible lo reaccionario en Colombia como categoría analítica, aunque Emilia Pardo Umaña había hecho lo propio en su momento, pero en general, se tiende a asimilar lo reaccionario con lo conservador, y viceversa.

La categoría de reaccionario surge en el contexto de la reacción a la revolución francesa con personajes como Joseph De Maistre y Louis de Bonald, en el siglo XIX, con Juan Donoso Cortés y Jaime Balmes en España y, en el siglo XX, con Charles Maurrras y Carl Schmitt, entre los principales autores reconocidos por estudiosos como Isaiah Berlin o Mark Lilla.

Para empezar a entender la diferencia, el conservador quiere preservar un orden político y social, e incluso permitir algunos cambios, pero en el marco de una tradición y de respeto a unas instituciones, como bien lo expuso Edmund Burke en la Inglaterra del siglo XVIII; mientras que el reaccionario anhela un pasado ideal sobre el cual siempre quiere volver, se opone de manera radical a todo progreso social y político, incluso validando la violencia, si es necesario.

Puede hablarse de sensibilidad reaccionaria para significar que, ante momentos de progreso social, corresponden reacciones políticas, que es la tesis de Albert O. Hirschman para hablar de las olas reaccionarias en el contexto de la revolución francesa, la ampliación democrática de fines del siglo XIX y la reacción a los avances del Estado de Bienestar europeo en la década de los 80, en el marco de las políticas neoliberales. Como categoría política es elusiva, y difícil de fijar en un solo momento, y se corre el riesgo de asimilarse a posturas de derecha, de derecha conservadora de un orden político, pero es más que eso, de ahí el auge que ha tenido en estos momentos de Bolsonaros y Mileis.

En Colombia no ha existido propiamente una revolución que implique un cambio violento de elites políticas, pero sí momentos de progreso que han tenido su reacción y autores que la defienden y justifican. Los hermanos Arboleda ante las reformas liberales de José Hilario López; Miguel Antonio Caro y la Regeneración ante la Constitución de 1863 y el llamado Olimpo Radical; los Leopardos ante la llegada de la república liberal de Olaya Herrera y el advenimiento de las ideas socialistas, luego de la revolución rusa; la retórica reaccionaria de Laureano Gómez ante el ascenso del populismo gaitanista; el papel de la iglesia católica a lo largo de nuestra historia para acompañar escenarios de reacción conservadora, los nostálgicos de la Constitución de 1886, hoy en auge; la reacción a los avances del feminismo y quienes ahora lo hacen ante la demanda identitaria, todo un mapa histórico y conceptual que hemos desarrollado junto a otros autores y autoras en el libro Contra la Revolución (Ariel/Externado, 2024), y que con la dispensa de los lectores, invito a su lectura en el marco de la Feria del Libro.

¿La reacción tan virulenta de parte del establecimiento ante un gobierno que propone un cambio que no ha sabido estructurar de manera convincente- explica de alguna manera qué tan reaccionaria es la sociedad colombiana?

@cuervoji

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¿Qué tan reaccionaria es Colombia?

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27.04.2024

Colombia como nación ha sido leída desde las ideas liberales, las ideas conservadoras, incluso desde las ideas socialistas, pero muy poco desde las ideas reaccionarias.

Los historiadores han clasificado nuestra historia republicana como una sucesión de repúblicas conservadoras y repúblicas liberales, en medio de guerras civiles en el siglo XIX, hasta la guerra de los Mil Días. En el siglo XX, hubo alternancia pacífica hasta llegar al Frente Nacional, período donde se sella un pacto político que incubó la reacción de insurgencias armadas que sirvieron de contexto para el ascenso de las ideas marxistas en el debate público. La existencia y persistencia del conflicto armado, ya degradado ideológicamente, ha contribuido al eclipse de las ideas socialistas, de las cuales hubo antecedentes en la década del veinte del siglo pasado, de la mano de María Cano, pero en realidad ha sido un relato marginal de nuestra lectura como nación.

Más marginal aún ha sido el debate sobre las ideas reaccionarias en nuestra historia, pues se han confundido –y camuflado- con las........

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