Cada persona que haya venido a Bogotá ha tenido alguna relación con los cerros orientales; si queremos orientarnos en la ciudad miramos a los cerros, si queremos recordar a Bogotá pensamos en sus cerros y si queremos un símbolo para representar a la ciudad, nada es más representativo que sus cerros. Los incendios de los últimos días nos han afectado tanto porque es ver y sentir que arde nuestra casa.

Los cerros han sido objeto de múltiples intervenciones, desde las canteras que nos dieron las piedras para la construcción de la ciudad original y que dejaron muchas heridas en sus laderas, pasando por la siembra de los eucaliptos y los pinos que seguramente fue vista como buena idea de reforestación de algún funcionario de turno. También han sufrido procesos de urbanización, incendios y construcción de casas populares y otras lujosas que han privatizado las quebradas.

Los cerros orientales son más que nuestro telón de fondo. En 1977 fueron declarados reserva forestal protectora por su importancia en la conexión y conservación de los paramos de Chingaza y Sumapaz, las principales fuentes de agua de Bogotá. Pero esa declaratoria no ha sido suficiente para protegerlos de la deforestación, la explotación minera, la presión urbanizadora y recientemente del fuego.

La normatividad no ha funcionado porque las diferentes autoridades se contradicen entre sí, se “tiran la pelota” de la responsabilidad y han invertido poco en soluciones reales. La sociedad civil, desde diferentes ONG y organizaciones comunitarias, ha realizado pequeñas intervenciones para proteger los cerros, pero son claramente insuficientes para un área de mas de 140 km².

Una vez pasen los incendios y se supere la tragedia es probable que nuevamente se olviden los cerros orientales y sigan sin ejecutarse los cientos de planes que se han escrito para protegerlos. No obstante, esta tragedia podría ser la oportunidad para que las cosas cambien. Al ocurrir los incendios al comienzo de una nueva administración que debe proponer un plan de desarrollo nuevo y definir sus prioridades, se puede incluir una estrategia de recuperación que evite que lo sucedido estos días vuelva a pasar.

Lo que se ha hecho en la quebrada Las Delicias es un ejemplo exitoso. Allí, hace 15 años, se hizo un proceso de recuperación que permitió retirar el retamo espinoso, una especie invasora altamente inflamable y que seguramente es la responsable de buena parte de los incendios. Sembrar especies nativas que ayudan a mantener húmeda la tierra y evitar la erosión, así como vincular a las comunidades alrededor para que se convirtieran en guardabosques y guías del sendero y de esta manera ayudaran a conservar este sector, estas son acciones claves para preservar el paisaje bogotano, la identidad, la vida.

Dicho proceso costó cerca de $35 millones por hectárea; es decir, si se hiciera en las 5.000 hectáreas que se han identificado como en riesgo de incendios forestales, el costo sería de $175.000 millones. Eso es casi todo el presupuesto de la Secretaría de Ambiente en un año, obviamente no podría asumirlo esa entidad, pero es muy poco comparado con el presupuesto del Acueducto que tiene una obligación de conservar y preservar las fuentes hídricas.

Si los cerros orientales pudieran hablar quizás le dirían al nuevo alcalde que muestre su compromiso con ellos y, ahora que experimentó en carne propia la tragedia de los incendios, incluya un proyecto serio y bien financiado en el nuevo plan de desarrollo de la ciudad.

QOSHE - Si los cerros pudieran hablar - Blanca Inés Durán
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Si los cerros pudieran hablar

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01.02.2024

Cada persona que haya venido a Bogotá ha tenido alguna relación con los cerros orientales; si queremos orientarnos en la ciudad miramos a los cerros, si queremos recordar a Bogotá pensamos en sus cerros y si queremos un símbolo para representar a la ciudad, nada es más representativo que sus cerros. Los incendios de los últimos días nos han afectado tanto porque es ver y sentir que arde nuestra casa.

Los cerros han sido objeto de múltiples intervenciones, desde las canteras que nos dieron las piedras para la construcción de la ciudad original y que dejaron muchas heridas en sus laderas, pasando por la siembra de los eucaliptos y los pinos que seguramente fue vista como buena idea de reforestación de algún funcionario de turno. También han sufrido procesos de urbanización, incendios y construcción de casas populares y otras lujosas que han privatizado las........

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