Se acaba de publicar Maniac de Benjamín Labatut, que se ocupa de temas como la vecindad entre la racionalidad, la locura y los impactos indeseados de la ciencia y la tecnología, algunos de ellos presentes en Verdor Terrible, un texto traducido a más de 30 idiomas, que fue finalista en el Booker Prize y el National Book Award de Estados Unidos y que fue incluido en las lecturas recomendadas por Barack Obama.

En Maniac, el personaje central es John von Neumann, un matemático húngaro, considerado por algunos como la persona más inteligente del siglo XX, una especie de alienígena hiperracional, que le dio piso matemático a la física cuántica, desarrolló la teoría de juegos (con Oskar Morgenstern), se unió al equipo que creó la bomba atómica, puso en marcha uno de los primeros computadores, construyó la base teórica de las vacunas ARN mensajero y es considerado el precursor de la inteligencia artificial. La fría racionalidad de Von Neumann se puso al servicio de agencias militares y de inteligencia de Estados Unidos y no reparó en los peligros de sus teorías y descubrimientos para el futuro de la humanidad. Como Oppenheimer, fue otro Prometeo que le entregó al mundo peligrosos elementos que hoy son parte central de las pesadillas del siglo XXI: los juegos y cálculos de guerra nuclear, las armas biológicas y las amenazas de la inteligencia artificial sobre la supervivencia de los humanos. Sin inmutarse, al referirse a las fuerzas y procesos que desataba, Von Neumann decía despreocupadamente “el progreso no tiene cura”.

No a todos los científicos que describe Labatut los acompaña la certidumbre del éxito y la posesión de la verdad. Paul Ehrenfest, sin haber hecho aportes notables a la física, al final de su vida, a oscuras, se topa, de pronto, como un fogonazo, con una epifanía que le señala una ruta a una teoría revolucionaria que explicaría la irracionalidad que comenzaba a rodear su mundo cuando los nazis buscaban eliminar a los judíos. Al fracasar, después de trabajar en sus ecuaciones, febrilmente, obsesionado, durante varios días con sus noches, cae en la depresión y, semanas después, se suicida.

Los personajes de Labatut, muchas veces, cruzan la frontera entre la razón y la locura. El camino hacia lo que está más allá de los límites de la ciencia es un arriesgado viaje hacia el vacío y lo desconocido. La búsqueda obsesiva de visiones impensadas, de aspectos oscuros del mundo, hermana a los genios y los orates. Las conexiones atrevidas y las sorprendentes relaciones de causalidad entre eventos aparentemente inconexos son la materia de la exploración científica y también de los delirios, de los cuales algunas mentes, en la ciencia y en la vida corriente, no hallan reversa.

Labatut es un chileno de 43 años que nació en Rotterdam. Sin embargo, no es un autor típicamente latinoamericano; no se ocupa de la geografía, la gente, las luchas y los traumas de la región. Sigue, más bien, los caminos trazados por Borges y Bolaños que exploran temas universales. Maniac es un libro escrito en inglés, publicado en esa lengua y solo recientemente traducido al español.

Maniac nos obliga a pensar que la contribución de los grandes genios que revolucionan la ciencia y la tecnología de poco ha servido para ordenar un mundo sumido en odios, venganzas, guerras y matanzas horrorosas, en muchos casos, gobernado por dementes delirantes.

QOSHE - Labatut - Armando Montenegro
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Labatut

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12.11.2023

Se acaba de publicar Maniac de Benjamín Labatut, que se ocupa de temas como la vecindad entre la racionalidad, la locura y los impactos indeseados de la ciencia y la tecnología, algunos de ellos presentes en Verdor Terrible, un texto traducido a más de 30 idiomas, que fue finalista en el Booker Prize y el National Book Award de Estados Unidos y que fue incluido en las lecturas recomendadas por Barack Obama.

En Maniac, el personaje central es John von Neumann, un matemático húngaro, considerado por algunos como la persona más inteligente del siglo XX, una especie de alienígena hiperracional, que le dio piso matemático a la física cuántica, desarrolló la teoría de juegos (con Oskar Morgenstern), se unió al equipo que creó la bomba atómica, puso en marcha uno de los primeros computadores, construyó la base teórica de las........

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