Así como Putin inició una guerra para tratar de tomarse Ucrania, en nuestro continente Maduro quiere anexar la región del Esequibo a Venezuela. El Esequibo abarca las dos terceras partes del territorio de Guyana, reúne a 280.000 de sus 800.000 habitantes y alberga gran parte de sus recursos naturales.

Ambos dictadores justifican sus pretensiones expansionistas en dudosas razones históricas y culturales. El ruso insiste en que invadió Ucrania para conservar la unidad de la gran Rusia, amenazada por Occidente. Maduro, por su parte, desconoce un laudo arbitral de 1899 de París, que estableció las fronteras actuales entre Guyana y Venezuela, y plantea que se deben respetar los límites de la Capitanía de Venezuela en la época del imperio español que incluían el Esequibo en lo que hoy es Venezuela.

Pero más allá de estos discursos, es claro que lo que el dictador venezolano busca es apoderarse del petróleo y los minerales de Guyana y, mediante un conflicto con su vecino, distraer a la población de su país del caos creado por la incompetencia de su propio gobierno.

La de Guyana es en la actualidad la economía con el mayor crecimiento del mundo. Las cifras son increíbles: su PIB creció a un ritmo del 68 % en 2022 y lo hará en un 38 % en 2023 (recuérdese que Colombia crecerá menos de un 1 % este año). Este gran dinamismo está impulsado por la producción de petróleo, ya que Guyana está pasando de producir menos de 400.000 barriles por día a más de un millón para 2027.

Para justificar sus maniobras, Maduro organizó un remedo de referéndum que, supuestamente, aprobó la anexión del Esequibo a Venezuela por una gran mayoría de los votos. Distintos observadores señalan, sin embargo, que la votación fue muy baja. Como es usual en los dictadores, Maduro no cree que sea pertinente considerar la opinión del pueblo de Guyana sobre una decisión que lo llevaría a la ruina.

Con el referéndum, amenazas y bravuconadas, Maduro está contrariando los acuerdos diplomáticos con Reino Unido y la comunidad internacional, por medio de los cuales Venezuela se comprometió a respetar la decisión de la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas sobre su frontera con Guyana. Es interesante el hecho de que el mismo Hugo Chávez -claro, antes de los recientes descubrimientos petroleros- manifestara que no estaba interesado en el territorio del Esequibo.

Algunos analistas piensan que, en realidad, Maduro no prepara una agresión militar contra Guyana, sino que busca crear una emergencia que le permita aplazar las elecciones presidenciales del próximo año, en las cuales, si se llegan a dar, con una popularidad inferior al 15 %, seguramente sería derrotado. Otros sostienen que, en realidad, sí se dispone a realizar una invasión semejante a la del general Galtieri, el dictador de Argentina, quien desató la guerra de las Malvinas para distraer a la población de la crisis creada por la incompetencia y la corrupción de su régimen.

Va a ser muy importante la reacción de los países latinoamericanos, en especial la de Brasil, vecino de Guyana y Venezuela, ante una agresión militar contra un pequeño país del continente suramericano. ¿Petro apoyará a su compadre chavista en una aventura ilegal, contra un país débil, para incrementar la producción del odiado petróleo, en su concepto, el peor el enemigo de la vida en el planeta?