Según yo vi, la marcha del domingo en Bogotá excedió por mucho el medio millón de personas, aunque tocará analizar con cuidado las imágenes de los drones que la sobrevolaron y filmaron. La de Medellín también fue gigantesca, de 350 mil personas según cuentas de las autoridades de la ciudad. La única marcha más concurrida en la historia Colombia fue la que se dio contra las FARC el 4 de febrero de 2008, legendaria desde entonces. En todo caso, Gustavo Petro y su gobierno perdieron el pulso de la calle.

Las advertencias de algunos analistas en los días previos, según las cuales no se debía estimular la agenda de la derecha, resultaron superfluas. Durante todo el recorrido, yo apenas vi una pancarta alusiva a Uribe, o sea que los temas de interés para este extremo del espectro resultaron desbordados por el descontento reinante. Si se me permite empezar por casa, yo no soy de derecha, no lo he sido y no creo que lo vaya a ser. Igual, salí a marchar este domingo contra los caminos errados de Petro y su gobierno. Somos muchos, por ejemplo, quienes defendemos la Constitución de 1991, que el presidente pretende enterrar de un papirotazo que se saltaría las reglas vigentes e implicaría un golpe de Estado. Esa opción quedó enterrada el domingo sin la menor fanfarria.

El dilema del presidente es cada día más claro: o insiste en su camino errado y cosecha cada vez más rechazo, o contradice su intransigencia profunda y rectifica el rumbo, al menos en parte, en la dirección que piden los manifestantes. Por todo lo que se ve, no lo va a hacer. Como bien dice el exministro Juan Camilo Restrepo, una característica definitoria del carácter del presidente es ser un mal perdedor. El problema en ese caso, además, es que así lo intente no le va a quedar fácil convencer a figuras más moderadas de participar en su gabinete. Ya chamuscó a muchos en los menos de dos años que lleva en el poder. Por ahora, su primera reacción a la inmensa fuerza de las marchas fue ridícula, si bien eso concuerda con su personalidad megalómana, que no admite contrariedades. Entre otras, los funcionarios que llamaron a la cordura, diga usted Laura Sarabia, quedaron en la cuerda floja. Por su parte, el muy zurdo senador Iván Cepeda dijo: “El deber de nuestro gobierno es escuchar la inconformidad y las críticas de la ciudadanía y la oposición. (…) Corregir lo que se ha hecho mal. Dialogar para buscar un acuerdo nacional”. Vaya uno a saber si Petro ya lo llamó al orden. León Valencia también escribió algo en ese mismo sentido.

Por mí, que siga el debilitamiento reciente del régimen, pero que el lado opuesto desista de su apuesta de convocar a un paro cívico nacional, que por ahí se menciona. Al menos yo no lo quiero y de seguro no lo acataría. De ninguna manera hay que sacar a Petro del poder. Basta con que se debilite. Eso les quita filo a sus propuestas más locas.

Que la gente le haya perdido el miedo a la calle es un buen signo. Poco les importa que los bodegueros o los polarizados los encasillen. Al final, ¿qué medidas de castigo puede tomar el régimen cuando es tanta la gente que se le opone? San Pedro no fue demasiado drástico con las marchas del domingo, pese a que al menos en Bogotá sí llovió de forma moderada, aunque nada del granizo del día anterior. Ojalá siga lloviendo y así evitamos el apagón y los racionamientos de agua.

andreshoyos@elmalpensante.com

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21 de abril - Andrés Hoyos
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Las multitudes del domingo 
21 de abril

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24.04.2024

Según yo vi, la marcha del domingo en Bogotá excedió por mucho el medio millón de personas, aunque tocará analizar con cuidado las imágenes de los drones que la sobrevolaron y filmaron. La de Medellín también fue gigantesca, de 350 mil personas según cuentas de las autoridades de la ciudad. La única marcha más concurrida en la historia Colombia fue la que se dio contra las FARC el 4 de febrero de 2008, legendaria desde entonces. En todo caso, Gustavo Petro y su gobierno perdieron el pulso de la calle.

Las advertencias de algunos analistas en los días previos, según las cuales no se debía estimular la agenda de la derecha, resultaron superfluas. Durante todo el recorrido, yo apenas vi una pancarta alusiva a Uribe, o sea que los temas de interés para este extremo del espectro resultaron desbordados por el descontento reinante. Si se me........

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