Javier Milei se molesta cuando lo llaman populista. Considera que existe una mala interpretación de lo que dijo el célebre economista Murray Rothbard, quien le exigía a los liberales comunicarse mejor con la gente, hacer que sus ideas sean más accesibles y atractivas para las masas y conectarse emocionalmente con el público, objetivos que el presidente argentino ha logrado a la perfección, lo que explica su histórico éxito en las urnas, único en el mundo y, por supuesto, el rótulo de “populista” que tanto le desagrada.

Para Milei, populista es alguien que le miente a la población, la manipula, la engaña y su objetivo es generar dependencia del estado, mantener el pueblo sometido a un caudillo e inconsciente de su capacidad de salir adelante por sus propios medios. Según él, el populismo es esencialmente socialista, estatista e intervencionista, todo lo contrario de lo que él busca para los argentinos.

Rothbard, una figura central en la teoría libertaria, abogaba por un enfoque populista que, a diferencia de los demagogos tradicionales, busca empoderar al ciudadano frente al estado y sus instituciones. Argumentaba que el populismo no tiene por qué estar reñido con principios ideológicos firmes y que puede ser una herramienta efectiva para el cambio político y social si se orienta correctamente. Su visión desafiaba la noción de que el populismo es intrínsecamente manipulador y dependiente de falsedades.

La estrategia de Rothbard consistía en un dualismo: por un lado, promover la educación y conversión de las élites intelectuales, que tradicionalmente se inclinan a la izquierda, y, por otro, apelar a un populismo que directamente desafía las estructuras de poder y expone cómo estas élites se benefician del sistema actual a expensas del ciudadano común.

Esto plantea una interesante contradicción con la postura de Milei, quien, a pesar de su rechazo al populismo tradicional, podría encontrarse aplicando un tipo de populismo libertario sin admitirlo como tal, especialmente si busca reducir el tamaño y el alcance del Estado en beneficio de la libertad individual. La clave del éxito en esta estrategia yace en su capacidad para movilizar a las bases sin comprometer los principios libertarios fundamentales.

Sin embargo, el peligro de cualquier forma de populismo, incluso uno orientado hacia la libertad, es su potencial para degenerar en demagogia. Cuando las simplificaciones necesarias para movilizar a las masas oscurecen o distorsionan la verdad, los líderes pueden caer en la misma trampa de manipulación que Milei critica. Por ello, es crucial que los líderes como él, que pretenden aplicar un populismo libertario, mantengan un compromiso riguroso con la verdad y la transparencia.

Si bien Milei rechaza el término por sus connotaciones negativas, podría beneficiarse de considerar cómo un populismo bien orientado, uno que efectivamente desmantele las estructuras de poder opresivas sin recurrir a la demagogia, podría ser una herramienta valiosa en su arsenal político.

El peligro de cualquier forma de populismo, incluso uno orientado hacia la libertad, es su potencial para degenerar en demagogia. Cuando las simplificaciones necesarias para movilizar a las masas oscurecen o distorsionan la verdad, los líderes pueden caer en la misma trampa de manipulación que Milei critica. Por ello, es crucial que los líderes como él, que pretenden aplicar un populismo libertario, mantengan un compromiso riguroso con la verdad y la transparencia.

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¿Puede haber un populismo bueno?

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01.05.2024

Javier Milei se molesta cuando lo llaman populista. Considera que existe una mala interpretación de lo que dijo el célebre economista Murray Rothbard, quien le exigía a los liberales comunicarse mejor con la gente, hacer que sus ideas sean más accesibles y atractivas para las masas y conectarse emocionalmente con el público, objetivos que el presidente argentino ha logrado a la perfección, lo que explica su histórico éxito en las urnas, único en el mundo y, por supuesto, el rótulo de “populista” que tanto le desagrada.

Para Milei, populista es alguien que le miente a la población, la manipula, la engaña y su objetivo es generar dependencia del estado, mantener el pueblo sometido a un caudillo e inconsciente de su capacidad de salir adelante por sus propios medios. Según él, el populismo es esencialmente socialista, estatista e intervencionista, todo lo........

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