El aspecto más destacado del pleno extraordinario de la Junta General del Principado sobre infraestructuras fue la reprobación del ministro de Transportes, Óscar Puente, propuesta por el PP y apoyada por Vox y los diputados del Grupo Mixto, Covadonga Tomé y Adrián Pumares. Entre los tres grupos (PP, Vox, Mixto) alcanzan la mayoría absoluta de la Cámara y el ministro quedó reprobado. Los socialistas trataron de impedir la censura de Puente argumentando que el Parlamento asturiano perdería crédito ante la sociedad si «se abre la variante y reprobamos a un ministro que lleva tres meses en el cargo». Merece la pena reflexionar sobre este asunto.

Es obvio que hay un fuerte contraste entre la forma en que el Principado saludó la apertura de la variante de Pajares y la manera de digerirla por la opinión pública. El Gobierno asturiano nunca quiso entender que la ciudadanía se hartó de tanto retraso injustificado y tanta fecha falsa sobre la finalización de la obra. Si a ello sumamos que el 2023 fue el ‘annus horribilis’ del ferrocarril asturiano, con los desastres e incumplimientos de los trenes de cercanías, nos encontramos con que la reserva de paciencia estaba agotada cuando Puente tomó posesión. Seguro que en su reprobación hay un porcentaje importante que le corresponde a Raquel Sánchez, que le antecedió en el cargo, pero en política nadie queda exculpado por la herencia recibida. Puente recibió los parabienes cuando inauguró la variante sin haber hecho absolutamente nada por ella y recibe el rechazo del Parlamento asturiano por culpas de la anterior ministra. También de las suyas.

En su primera visita a Asturias cometió dos errores de bulto. El primero fue anunciar que el primer convoy que sale a diario de Gijón a Madrid era el segundo más madrugador de España, apenas tres minutos después del tren que va de Valladolid a la capital. Este periódico tuvo que corregir al ministro indicándole que en la cartelera de Renfe hay siete trenes más tempraneros que el nuestro y diez que llegan a Madrid antes que el primero que sale de Gijón. El segundo error fue anunciar que el tren de alta velocidad, Avril, entraría en servicio en el mes de marzo; en el presente el ministerio ha renunciado a comprometerse con ninguna fecha, como ocurría con la finalización de la variante de Pajares, que quedó fuera del calendario. Conociendo el contexto y los errores personales del ministro, creo que la reprobación tiene el respaldo de una mayoría social. Ya pasaron los cien días de gracia.