La jubilación del científico redobla la esperanza de que siga siendo el ilustre y discreto vecino de Salinas

Del ‘Otín apura’ a ‘La ciencia está en la calle’ pasaron apenas cuatro meses, el tiempo en el que Carlos López-Otín aceptó, por fin, el premio de LA VOZ DE AVILÉS. Fue en 2015 y este periódico logró adelantarse a muchas otras entidades en reconocer los méritos de una de las personalidades científicas más relevantes del mundo, que acaba de anunciar su jubilación administrativa al cumplir la edad de sesenta y cinco años. Estos días han vuelto a recordarse los indiscutibles méritos profesionales del que está considerado uno de los grandes expertos mundiales en bioquímica y biología molecular. Y también los detalles de un proceso con tintes siniestros iniciado en 2017 en el que López-Otín sufrió una campaña de acoso dentro de la propia Universidad de Oviedo por parte de un grupúsculo de personajes que provocaron en él una crisis de tal magnitud que le llevó a pensar seriamente en cerrar los ojos en ese eclipse del alma que nos narró en ‘La vida en cuatro letras’: «Siento que siento y me doy cuenta de que estoy vivo, pese a que en los últimos tiempos no me hubiera importado compartir con Jeremiah de Saint-Amour, el personaje de ‘El amor en los tiempos del cólera’, unos sahumerios de cianuro de oro para acceder al Gran Mar y disfrutar de la calma y la serenidad que tan difícilmente se encuentran en la vida cotidiana».

Estos últimos días, personas autorizadas analizan el desastre de que López-Otín cierre su ciclo en la Universidad de Oviedo y con ello incluso acabe su estancia en Asturias. Será una pérdida irreparable que no hablará bien ni de la Universidad ni de esta región, tan acostumbrada a los lamentos cuando ya las cosas tienen difícil solución.

Con estas líneas, uno pretende dejar constancia de la otra faceta más personal, la que descubre la categoría humana y la sencillez, la calidez, de una personalidad desbordante como profesor e investigador.

El 12 de agosto de 2015 firmé en estas páginas una columna ligera de verano en la que describía una velada de dos matrimonios ante unos gintonics después de haber asistido a la última actuación de La Grapa -soul extraordinario-, con una conversación que había derivado en una reflexión sobre lo que nos deparará el futuro gracias a los extraordinarios descubrimientos de científicos como Otín y su equipo. El más escéptico de los cuatro, camino ya de casa, se dio cuenta de que había olvidado el teléfono móvil en la cafetería y su esposa redondeó la anécdota con una frase memorable, demoledora: ‘Otín, apura’. Fue el título de aquella columna. Ese mismo día recibí un e-mail de López-Otín en estos términos: «Apuro, apuramos, todo lo que podemos y más si cabe! Gracias por tu escritura y a tus amigos del concierto por la imaginación y el buen humor. Que tengáis todos un muy feliz verano. Un muy cordial saludo. Carlos».

Poco después, el 1 de diciembre de aquel 2015, Carlos López-Otín recogía en la Casa de la Cultura, sin un solo asiento libre, el premio de LA VOZ DE AVILÉS y lo explicaba así: «Aquel artículo me hizo ver que la ciencia está en la calle, que no solo reside en las revistas científicas o en los despachos de las universidades, y por eso estamos obligados a explicarla y a compartirla con todos». Y por ello quiso «agradecer el respeto y la esperanza que la gente tiene en la ciencia y que descubrí en ese artículo».

La aceptación de aquel premio -al que por cierto luego siguieron muchos más, tanto institucionales como privados- fue un detalle más de la cercanía de una persona que se levanta todos los días a las cinco de la mañana para leer y estudiar; que atiende sus clases diarias, sin haber faltado ni una sola hora en tantos años de docencia; que por su despacho pasan decenas de pacientes, de alumnos, obteniendo siempre una atención exquisita y desinteresada; que ha dado múltiples charlas y conferencias en universidades de todo el mundo, pero también en colegios e institutos asturianos y en un buen número de foros, uno de ellos el Aula de Cultura de este periódico, en Avilés y en Gijón.

En 2014 asistió a la conferencia que dio su hijo -Daniel López Velasco, médico, ornitólogo de referencia internacional y guía de expediciones- en el Centro de Servicios Universitarios de Avilés para un ciclo organizado por el Aula de Cultura de este periódico y Mavea. Carlos López-Otín llegó acompañado de su hija Laura y al no encontrar ni una sola butaca libre, optó por quedarse de pie al fondo de la sala. Inmediatamente se les invitó a que pasaran a la primera fila, en donde había reservados unos pocos asientos para cumplir con un protocolo mínimo. No hubo forma. Siguieron toda la charla de su hijo y hermano de pie, disfrutando lo mismo que hicieron todas las personas que siguieron una conferencia que todavía hoy es recordada por su amenidad.

Son solo unas pinceladas para tratar de poner de manifiesto la modestia de un científico excepcional que vio cómo al final del verano de 2017 «todo comenzó a quebrarse» tras sufrir una campaña llena de agresividad y sordidez que también incluyó a su esposa, Gloria Velasco, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular -seguramente por encima de su esposo en discreción, y máxima responsable de que Otín llegara a Salinas-, un ataque directo que consiguió quebrar la armonía y la normalidad de una familia que asistió a una pesadilla difícil de soportar.

Carlos López-Otín, su esposa Gloria, sus hijos Daniel y Laura, van a seguir teniendo razones para continuar disfrutando de la vida. Y una de ellas, no menor, será la de saber que cuentan con infinidad de personas que les admiran y valoran -más allá de sus incuestionables logros profesionales-, por su calidad humana. Y en Salinas, en Avilés y comarca, seguiremos estando orgullosos de tenerlos como vecinos. Ojalá sigan con nosotros.

Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 3 de diciembre de 2023

QOSHE - El Otín más cercano - José María Urbano
menu_open
Columnists Actual . Favourites . Archive
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close
Aa Aa Aa
- A +

El Otín más cercano

14 0
03.12.2023

La jubilación del científico redobla la esperanza de que siga siendo el ilustre y discreto vecino de Salinas

Del ‘Otín apura’ a ‘La ciencia está en la calle’ pasaron apenas cuatro meses, el tiempo en el que Carlos López-Otín aceptó, por fin, el premio de LA VOZ DE AVILÉS. Fue en 2015 y este periódico logró adelantarse a muchas otras entidades en reconocer los méritos de una de las personalidades científicas más relevantes del mundo, que acaba de anunciar su jubilación administrativa al cumplir la edad de sesenta y cinco años. Estos días han vuelto a recordarse los indiscutibles méritos profesionales del que está considerado uno de los grandes expertos mundiales en bioquímica y biología molecular. Y también los detalles de un proceso con tintes siniestros iniciado en 2017 en el que López-Otín sufrió una campaña de acoso dentro de la propia Universidad de Oviedo por parte de un grupúsculo de personajes que provocaron en él una crisis de tal magnitud que le llevó a pensar seriamente en cerrar los ojos en ese eclipse del alma que nos narró en ‘La vida en cuatro letras’: «Siento que siento y me doy cuenta de que estoy vivo, pese a que en los últimos tiempos no me hubiera importado compartir con Jeremiah de Saint-Amour, el personaje de ‘El amor en los tiempos del cólera’, unos sahumerios de cianuro de oro para acceder al Gran Mar y disfrutar de la calma y la serenidad que tan difícilmente se encuentran en la vida cotidiana».

Estos últimos días, personas........

© El Comercio


Get it on Google Play