Gorros de ala ancha, botas altas con un millón de adornos, mucha actitud y, al fondo, el músico Sam Outlaw y sus sonidos recién llegados desde Dakota y California que ponían la banda sonora a la pequeña fiesta de presentación de lo que será la novena edición del Huercasa Country Festival el próximo mes de julio.
Los muchos aficionados a la música americana de raíces vuelven a estar de enhorabuena ante la confirmación de otra edición más del Huercasa Country. Un festival que navega a contracorriente gracias a sus premisas que no dejan de abogar por una música menos comercial, más pausada, más pensada para disfrutar durante un fin de semana en el entorno rural y, en muchos casos, en familia.

Eran las tres del mediodía y el sol lucía implacable en lo alto, mientras una congregación de vaqueros por un día desempolvaban sus botas y su gorro de cowboy para deleitarse con el anticipo del festival.

Sam Outlaw cautivó a los asistentes con sus melodías a tempo pausado aderezadas con el suave sonido del pedal steel guitar.

La música comenzó a sonar de la mano del intérprete gallego Néstor Pardo, que, si no llega a ser por su maestría a las seis cuerdas y el manejo del slide, habría quien hubiera pensado que este personaje se había equivocado de lugar al apreciar su atuendo, más propio de las pistas de baloncesto neoyorkinas, que de un evento de música country.

El guitarrista coruñés, hizo las delicias de los asistentes mientras ingerían zumo de cebada u otros brebajes que podían pedir en las barras de la estación de esquí de la Pinilla para combatir el calor.

Y es que, en esta ocasión, los conciertos del ya veterano festival no tuvieron lugar en en el pueblo de Riaza, sino a unos pocos kilómetros, en la estación de esquí de la Pinilla, un pequeño núcleo urbano compuesto por un hotel, un albergue y un restaurante y que pertenece al término municipal de Cerezo de Arriba, enclavado a su vez en la sierra de Ayllón. En resumen, un marco perfecto para poder echar una tarde de sábado escuchando y bailando al son de muy buena música.

Los gorros de ala ancha sirvieron para poder protegerse ante el implacable sol que hizo ese día.

Pardo, luchando contra esas horas centrales del inesperadamente fabuloso día que hizo, arrancó de su guitarra y de su garganta auténticos sonidos provenientes desde el mismísimo corazón de los Estados Unidos. Haciendo gala de una depurada técnica de fingerpicking y manejando el slide como los viejos maestros del continente ultramar más arriba mencionado.

Con un repertorio a medio camino entre el hillbilly más genuino y el blues más añejo, el intérprete gallego parecía haber sido sacado de otra época. Ya finalizando su intervención, atacó una versión del Gentle of my mind de Glenn Campbell, canción famosa por obtener cuatro premios Grammy en el año 1968.

La música granadina Angela Hoodoo durante su actuación.

Angela Hoodoo
Tras la interpretación en solitario del gallego Néstor Pardo, se subió al escenario, ya a eso de las cuatro de la tarde, la joven granadina Angela Hoodoo acompañada por su banda de músicos.
Angela Hoodoo, arrancó dando palmas con las manos en alto y alentando al público a dejarse arrastrar por su mezcla de estilos de raíz, a veces con tintes más espirituales, como su Prophecy del comienzo, o en otras ocasiones con sonidos más country u otros, más cercanos al género rockabilly.
Los cinco miembros de la banda lucían extremadamente genuinos al ir ataviados con ropajes que podrían llevar en el salvaje oeste o, quizás, en el caso de Angela, en la frontera con Méjico. Remarcando más si cabe el sonido de su música que podría ubicarse entre varias fronteras.
La artista granadina, que se hallaba inmersa en la presentación de su último disco, Coyote, editado en septiembre de 2023, fue repasando los diez temas que contiene y que resultan un homenaje al bluegrass en el que el la guitarra acústica, el violín y el contrabajo juegan un importante papel.

El escenario estaba rodeado del verdor del monte de la sierra de Ayllón.

Sam Outlaw
Más tarde, y con un sol más permisivo gracias a la protección de la alargada sombra que dejaba del pinar que rodeaba la estación de esquí, salió la banda del estadounidense Sam Outlaw, quien aprovechó su gira por la península para recalar por segunda vez en el Huercasa Country Festival.

El de Dakota (nacido en ese estado, aunque realmente creció en California) ya había pasado por el escenario del Huercasa en la que fue su tercera edición, allá por el año 2016.

La carrera Outlaw está marcada por haber abandonado su profesión con treinta años para dedicarse por completo a la música. Tras autoproducir su primer EP, en 2015 sacó su primer disco, Angeleno, que contó con la colaboración de Ry Cooder y de su hijo. Este primer LP le permitió hacerse un hueco en las listas de éxitos de Country, convirtiéndose en una de las nuevas promesas del género.

Outlaw y su banda amenizaron el resto de la tarde con una música de tempo más pausado que el de sus dos predecesores del día, Néstor Pardo y Angela Hoodoo. El intérprete arrancó con el tema que da título a su último disco, Terra Cotta.

Las guitarras, y el característico y suave sonido del pedal steel guitar, invitaban a los asistentes a soñar con que hubieran venido subidos sobre la grupa de un caballo que habrían dejado atado a una argolla fuera de la cantina.

Esta pequeña fiesta de presentación fue gratuita, como suelen ser los conciertos que tienen lugar en la plaza de Riaza durante la celebración del propio festival, donde vecinos o curiosos pueden acercarse a degustar los exquisitos acordes de los músicos que allí acuden año tras año.

Los Country line dancers, en formación, bailando al son de la música.

Novena edición
A fecha de hoy, los artistas confirmados para actuar entre los próximos jueves 5, viernes 6 y sábado 7 de julio en el festival (ya en su emplazamiento del pueblo de Riaza concretamente entre el campo de fútbol Delicias y la propia plaza mayor de la localidad) serán The War Treaty, Kaitlin Butts, Gospelbeach, Jenny Don’t & The Spurs y Los Nikis de la Pradera (los míticos Nikis del pop español, reconvertidos al country). Aún faltan nombres por confirmar, pero según asegura la organización, serán desvelados muy pronto.

El precio del abono por los tres días es de 77,70 euros, y promete estar a la altura de ediciones pasadas, siempre respetuosas con el espíritu country que las caracteriza. Eso sí, este año, el festival amplía su duración un día más, comenzando el jueves.

Si bien, en muchas ocasiones, el público no conoce a los artistas que vayan a actuar, esta puede ser sin lugar a dudas la mejor de las ocasiones para poder descubrir a los nuevos talentos de este estilo.

Un festival pionero que ha reunido a artistas de renombre internacional en un entorno rural
Los escenarios del Huercasa han acogido a lo largo de sus ocho ediciones (este año será la novena) a artistas de renombre internacional dentro del género, como son The Jayhawks, Emmilou Harris, John Hiatt, The Sheepdogs, The Sadies, Eilen Jewell, Nikki Lane o Steve Earle.

Rodeados del polvo y la arena de la preciosa plaza mayor del pueblo de Riaza o bien en las afueras, en el campo municipal de fútbol Las Delicias, han resucitado el espíritu del lejano oeste y el género que lo caracteriza, paseando también por sus estilos hermanos del blues, el rock, el folk, el bluegrass, la americana o el honky tonk.

El festival nació en 2014 con un cartel de lujo y un emplazamiento no menos extraordinario. Este arranque contó con las actuaciones de Corizonas, Susan Santos o The Wild Horses, y, como gran reclamo, los veteranos The Jayhawks.

Con mirada puesta hacia el presente y el futuro, se han ido sucediendo las siguientes ediciones del festival. Incluyendo artistas consolidados y de relevancia internacional y talentos nacionales, tanto recién llegados, como otros veteranos del panorama musical: Jeff Spinoza y Paco Simón, Quique González, Marc Horan, La Perra Blanco…

Las características botas country.
QOSHE - El espíritu del country sobrevuela la Pinilla con Sam Outlaw y los prolegómenos del Huercasa - Isabela Roldán
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El espíritu del country sobrevuela la Pinilla con Sam Outlaw y los prolegómenos del Huercasa

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16.04.2024

Gorros de ala ancha, botas altas con un millón de adornos, mucha actitud y, al fondo, el músico Sam Outlaw y sus sonidos recién llegados desde Dakota y California que ponían la banda sonora a la pequeña fiesta de presentación de lo que será la novena edición del Huercasa Country Festival el próximo mes de julio.
Los muchos aficionados a la música americana de raíces vuelven a estar de enhorabuena ante la confirmación de otra edición más del Huercasa Country. Un festival que navega a contracorriente gracias a sus premisas que no dejan de abogar por una música menos comercial, más pausada, más pensada para disfrutar durante un fin de semana en el entorno rural y, en muchos casos, en familia.

Eran las tres del mediodía y el sol lucía implacable en lo alto, mientras una congregación de vaqueros por un día desempolvaban sus botas y su gorro de cowboy para deleitarse con el anticipo del festival.

Sam Outlaw cautivó a los asistentes con sus melodías a tempo pausado aderezadas con el suave sonido del pedal steel guitar.

La música comenzó a sonar de la mano del intérprete gallego Néstor Pardo, que, si no llega a ser por su maestría a las seis cuerdas y el manejo del slide, habría quien hubiera pensado que este personaje se había equivocado de lugar al apreciar su atuendo, más propio de las pistas de baloncesto neoyorkinas, que de un evento de música country.

El guitarrista coruñés, hizo las delicias de los asistentes mientras ingerían zumo de cebada u otros brebajes que podían pedir en las barras de la estación de esquí de la Pinilla para combatir el calor.

Y es que, en esta ocasión, los conciertos del ya veterano festival no tuvieron lugar en en el pueblo de Riaza, sino a unos pocos kilómetros, en la estación de esquí de la Pinilla, un pequeño núcleo urbano compuesto por un hotel, un albergue y un restaurante y que pertenece al término municipal de Cerezo de Arriba, enclavado a su vez en la sierra de Ayllón. En resumen, un marco perfecto para poder echar una tarde de sábado escuchando y bailando........

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