La Inteligencia Artificial se ha convertido en imprescindible en varios sectores económicos en la actualidad. En el caso de la lucha contra el cambio climático sus aportaciones son infinitas: la gestión medioambiental y la optimización de recursos- especialmente, en sectores como la agricultura, la energía, el transporte y la gestión del agua. A todo ello hay que sumar la monotorización ambiental, la mejora de la eficacia energética y la implantación de la agricultura de precisión.

El impacto de la Inteligencia Artificial para el año 2030 en la agricultura, energía y agua puede contribuir a la economía mundial con un 4,4% del PIB y con 5,2 billones de dólares, según el informe How AI can enable a sustainable future, de PwC, mientras que su contribución a la reducción de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero GEI se ha cifrado en un 4% (el equivalente a 2,4 Gt de CO2e) y aportar 38,2 millones de puestos de trabajo (+1%). Todo ello es el lado positivo de la Inteligencia Artificial en relación con la sostenibilidad, pero sin embargo el lado negativo es el consumo de energía asociado a ese sector, lo que podría suponer en el año 2040 el 14% de las emisiones de carbono. Al mismo tiempo que se prevé unas nuevas necesidades de captación de aguas subterráneas y superficiales de entre 4.200 y 6.600 millones de metros cúbicos anuales para el año 2027. Países como Irlanda o Alemania ya han establecido restricciones a los nuevos centros de datos con requisitos medioambientales adicionales. Incluso la nueva Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea exige que estos proveedores de inteligencia artificial faciliten la información sobre estos consumos. Es decir, que resultará imperativo el uso de energías renovables por los centros de datos, para el control de su impacto ambiental.

Segovia cuenta con importantes recursos hídricos con los embalses de Linares del Arroyo, Burgomillodo y El Pontón Alto (los tres pantanos más importantes entre los siete que cuenta Segovia), aunque en los planes hidrológicos se encuentran el embalse de la Ciguiñuela y embalse de Carbonero el Mayor (río Eresma), Torreiglesias (río Pirón) y Embalse de Lastras de Cuellar (río Cega), y los proyectados en su momento (Nuevo Puente Alta, Cambrones-Hueco, Navalcaz-Pironcely y Vado de la Reina).

Unos recursos hídricos que pueden utilizarse en los centros de datos que podrían instalarse en el alfoz de Segovia y que utilizarían la energía eléctrica de origen fotovoltaico, cuya producción está incluida en los proyectos en ejecución en la provincia. Una iniciativa que ha de ponerse en marcha antes de que se desarrolle la computación óptica y que utilizará fotones para la realización de las operaciones, en lugar de electricidad, y con mayor rapidez y menor consumo energético. En Soria, en el Parque Empresarial del Medios Ambiente se proyecta la instalación de una planta de generación de combustible limpio para el sector aeronáutico y que utilizara gas generado de residuos autóctonos (biomasa) y electricidad generada por plantas eólicas y fotovoltaicas con una inversión de 780 millones de euros. Es el futuro.

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