A nadie se le escapa que vivimos en un mundo de contradicciones. Hasta tal punto que su asunción forma ya parte de la cotidianeidad. También es cierto que las contradicciones han existido siempre. No son, por lo tanto, nada nuevo.

Y como de lo que se trata es de ‘comentar contradicciones’ voy a tratar ahora algunas de estas, elegidas al azar, redactadas sin miel ni hiel y con un sentido meramente informativo.

COLETILLA PARA HOMENAJES

Son frecuentes los homenajes a Antonio Machado. Merecidísimos como corresponden a un poeta de su categoría. Homenajes que, con frecuencia, llevan aparejado cierto tufillo político asociado al sentido literario.

Sabido es que al ilustre vate se le aconsejó trasladarse a París como exiliado al terminar la guerra incivil. Un consejo descabellado, dada su edad, la de su madre y las penosas condiciones en las que debería realizarse el viaje. ¿No habría sido mejor quedarse en España?

La insensatez de tales mentores no debería quedar subsumida bajo la parafernalia del fasto.

Yo la recuerdo con frecuencia.

Si se hubiera quedado en España ¿no le habría ayudado el Marqués de Lozoya, como lo hizo con tantos amigos y no amigos republicanos? ¡Cómo no le hubiera echado una mano su hermano Manuel con el que había mantenido cordiales relaciones durante toda su vida!
Recordemos que éste acudió desde Burgos en coche oficial a Colliure al enterarse de la tragedia. Se cuenta que jamás lograría superar su tristeza al conocer lo sucedido. Puede suponerse que los responsables pensaran que fuera lo mejor, pero… ¿Si el perdón. No el olvido?.

MIS BOTAS LEGIONARIAS

Al medirme en la mili lo hicieron mal. Me dieron 1´90 y mi estatura solo es de 1,80. Esto motivó que se me “invitara” a formar parte de la llamada Guadia de Capitanía General, en Madrid. Las condiciones que se me ofrecieron fueron buenas y acepté la oferta.

Así que dejé de pertenecer a la cuarta batería del regimiento de Artillería Nr. 41 de Segovia, para formar parte de esta unidad adscrita al regimiento de infantería Saboya nr. 6, en Leganés. Por lo tanto, fui artillero e infante a tiempo parcial y así consta en mi cartilla militar.

Pero vamos al grano: Con un pasaporte ferroviario me trasladé a Madrid vestido de artillero y con un saco o macuto al hombro, me presenté en el Gobierno Militar que estaba en el Paseo de María Cristina. Mediaba la mañana y en una amplia sala de espera aguardaba ya otro muchacho de parecidas características a las mías: Alto, moreno, delgado, pero de aspecto un tanto desarrapado. Me llamaron la atención, especialmente, sus zapatos muy deteriorados.

Le pregunté si iba para Capitanía y me dijo que no, que acudía al banderín de enganche que allí tenía instalada La Legión. Conversamos amigablemente y descubrí que era un gran tipo con muchas dificultades y mala suerte en su vida. Congeniamos y fue para mí un encuentro muy emotivo. Confiaba éste en que la Legión Española fuera su tabla de salvación.
Mi caso, por el contrario, era muy diferente, pues ya tenía aprobadas las oposiciones al Cuerpo de Telégrafos y tonteaba con una flamante maestrilla de múltiples bondades que, además, era “guapina” como dirían en Asturias.

En el curso de la conversación llegó casi a convencerme de que me alistara con él. Y me resultó muy doloroso despedirme cuando le llamaron en primer lugar. En ese momento y viendo que casi no podía caminar con aquellos zapatos tan zarrapastrosos, se los cambié por unas botas sin estrenar que llevaba en el macuto. Se las calzó al instante y acto seguido le vi alejarse con gallardía por el pasillo que le conducía a esta famosa fuerza militar de élite que fundara Millán Astray. Lloré como una Magdalena.

DE COLORES Y CÁNTICOS

Hubo un tiempo en el que se polemizó sobre el color del pendón de Castilla. Morado, se decía que era de izquierdas y rojo carmesí de derechas. Tuvo que luchar la asociación regionalista Comunidad Castellana lo indecible para fijar no pocos principios y este del color de nuestro pendón, era uno de ellos. Para empezar fue preciso aclarar que Castilla no tuvo un pendón, sino cada Comunidad el suyo. Castilla lo que tuvo y tiene es un emblema: Castillo dorado en campo de gules. El pendón de Segovia era parecido a la ikurriña.

Así que detrás de aquellos morados pendones desfilaron masas entregadas, incluso se hicieron versos que se cantaron con profusión y se cantan todavía. Lo curioso es que los progresistas que adoptaron el color morado no sabían que el morado tiene un origen real.
Hoy ha quedado fuera de toda discusión porque la heráldica es la heráldica y no admite disquisiciones.

Respecto a los cánticos y los himnos, se han suscitado nuevas polémicas. La iglesia se inclina por la ortodoxia respecto a lo popular. Razones muy contundentes se alegan por ambas partes al respecto. No entro ni salgo en esta cuestión pero me permito subrayar que el primer cambio para que el pueblo entendiera mejor la misa fue el de la supresión del latín por las lenguas vernáculas. Ergo…

En cuanto a los himnos de nuestra amada España de las regiones (grandes, pequeñas y mediopensionistas) los hay que tienen, como los pendones, tela. Ya advertían los eruditos de Comunidad Castellana que tomar parte por doña Isabel, dividía a los segovianos y que, por lo tanto, no era un himno para todos (1). Y conste que su autor don Luis Martín García Marcos siempre fue tenido por excelente persona y gran poeta, pero les pareció más poético que patriótico lo de “las rosas de su rosal”. Y por eso lo transformaron.

Más ácidos se mostraron con el himno de Asturias que obliga a los asturianos a ser gabarreros. Veamos: “Tengo de subir al árbol,/ tengo de coger la flor/ y dársela a mi morena/ que la ponga en el balcón./ Que la ponga en el balcón/ que la deje de poner,/ tengo de subir al árbol/ y la flor he de coger” Tomado del Boletín Oficial del Principado de Asturias y de la provincia, con fecha 4 de mayo de 1984.

Visto lo visto y si no queremos armar líos, parece que lo más oportuno es que, entre que no se cante nada, ya sea en la iglesia como en los actos patrióticos, que se cante aunque sea con defectillos, pues, cantando se ensanchan los pulmones, dicen y después de todo, la intención es la que vale.

(1) Recuérdense las bofetadas de las mujeres de Segovia a sus hijos para que no olvidaran las ofensas de la reina Isabel a la ciudad.

QOSHE - Que se sepa III - Carlos Arnanz Ruiz
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Que se sepa III

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16.12.2023

A nadie se le escapa que vivimos en un mundo de contradicciones. Hasta tal punto que su asunción forma ya parte de la cotidianeidad. También es cierto que las contradicciones han existido siempre. No son, por lo tanto, nada nuevo.

Y como de lo que se trata es de ‘comentar contradicciones’ voy a tratar ahora algunas de estas, elegidas al azar, redactadas sin miel ni hiel y con un sentido meramente informativo.

COLETILLA PARA HOMENAJES

Son frecuentes los homenajes a Antonio Machado. Merecidísimos como corresponden a un poeta de su categoría. Homenajes que, con frecuencia, llevan aparejado cierto tufillo político asociado al sentido literario.

Sabido es que al ilustre vate se le aconsejó trasladarse a París como exiliado al terminar la guerra incivil. Un consejo descabellado, dada su edad, la de su madre y las penosas condiciones en las que debería realizarse el viaje. ¿No habría sido mejor quedarse en España?

La insensatez de tales mentores no debería quedar subsumida bajo la parafernalia del fasto.

Yo la recuerdo con frecuencia.

Si se hubiera quedado en España ¿no le habría ayudado el Marqués de Lozoya, como lo hizo con tantos amigos y no amigos republicanos? ¡Cómo no le hubiera echado una mano su hermano Manuel con el que había mantenido cordiales relaciones durante toda su vida!
Recordemos que éste acudió desde Burgos en coche oficial a Colliure al enterarse de la tragedia. Se cuenta que jamás lograría superar su tristeza al conocer lo sucedido. Puede suponerse que los responsables pensaran que fuera lo mejor, pero… ¿Si el perdón. No el........

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