Hubo una vez que la localidad segoviana de La Lastrilla tuvo toros y contó, nada menos, que con la presencia de José Antonio Morante, ‘Morante de la Puebla’. Con 17 años. Y no. No fue de novillero. Lo hizo ya como integrante del primer escalafón. En 1997. Casi dos meses después de tomar la alternativa en Burgos. Un festejo que con el paso del tiempo ha pasado en cierta medida desapercibido, pero que guarda una peculiar historia.

Todo se remonta a la destacada temporada de Morante como novillero en 1996, en la que llegó a dejar muestra de su proyección en plazas segovianas como Cantalejo o Sepúlveda. Aficionados de la provincia otorgaron al por entonces novillero un reconocimiento al triunfador de la campaña, que patrocinó el restaurante ‘El Mirador de La Lastrilla’. La entrega del galardón, con el correspondiente coloquio, se fijó en dicho establecimiento hostelero una noche del mes de diciembre de aquel año; y, aunque nevó y la mayor parte de los asistentes previstos no pudieron acudir, se estrecharon contactos más cercanos con Morante, que llegó con su apoderado de aquella época, Miguel Flores. El buen concepto del torero sevillano y la relación con ambos propició que en agosto, concretamente el domingo 24, La Lastrilla contará con una corrida de toros, con Julio Boal (PP) como alcalde.

Morante de la Puebla recibe a la verónica a un toro de Garcigrande en la plaza de Segovia (2021). / A.M.

Con Morante como principal reclamó, por la expectación que había levantado en los años anteriores y su juventud, el cartel lo completaron el rejoneador Luis Valdenebro y otro diestro sevillano, Jesús Franco Cardeño. Este último llegó al municipio segoviano ‘aparentemente’ recuperado después de sufrir un grave percance el 7 de abril en La Maestranza, cuando tenía 43 años, que le destrozó la cara al recibir a un toro de la ganadería de Prieto de la Cal a portagayola. “El asta le atravesó el mentón hasta el ángulo orbitario y dejó al descubierto los músculos bocinadores, angular y caninos, rompiendo también el conducto de stenon”, recogió ‘El Correo’. A partir de esta cornada, Franco Cardeño, que siempre llevó una modesta y humilde carrera, comenzó a sumar más festejos; lo que le llevó a La Lastrilla. “No sé si será por morbo o porque los empresarios se han dado cuenta de que sé torear”, llegó a decir.

Para la ocasión, se instaló una plaza de toros portátil en un altozano de la población, en pleno campo, con la ciudad de Segovia y la sierra de Guadarrama como panorámicas. Abrió la tarde Valdenebro, marqués de Jódar y ganadero titular de los cuatro toros cinqueños que se reseñaron para la lidia a pie (Jódar y Ruchena). El rejoneador sorteó un novillo de Domínguez Calle, que según relató el crítico Pablo Pastor en la edición del día después de ‘El Adelantado de Segovia’, fue “bravo y con temperamento”. El jinete destacó por el “sentido de la distancia” y por el “sentimiento”, aunque “mató mal” y tuvo que ser el sobresaliente quien diera por termina la lidia del astado, y escuchó pitos.

Continuó Franco Cardeño con “una variada faena y rica en entrega y valor”, tal y como apuntó Pastor; y cortó una oreja aunque el sevillano “paseara dos apéndices”, en una situación de cierta controversia. Con el segundo de su lote, un «manso pregonado», se arrimó “despejadamente”, pero “no hubo ocasión de faena lucida”.

El torero Morante de la Puebla, pensativo en un patio de cuadrillas. / A.M.

Por su parte, un joven Morante llegó a La Lastrilla después de recibir el doctorado en Burgos, el 29 de junio, de manos del colombiano César Rincón y en presencia de Fernando Cepeda, con toros de Juan Pedro Domecq y un balance de dos orejas. El juego de los ejemplares de Jódar y Ruchena no dio lugar a triunfo al de La Puebla del Río en el coso lastrillano, en una tarde que -probablemente- supuso el debut en la provincia de Segovia como torero de alternativa. Pastor resumió este festejo como “deslucido” y la actuación de Morante quedó reducida a “breves retazos, pero que merecieron la pena”. “Mostró esa clase de la que hace gala cuando el toro se presta a ello”, subrayó. Un evento que no alcanzó grandes cotas artísticas, pero que sirvió para que el nombre de Morante de la Puebla quedara grabado en este municipio segoviano. La Lastrilla tuvo toros y contó con uno de los grandes diestros que ha dado la Tauromaquia.

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El día que Morante de la Puebla toreó en La Lastrilla

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07.01.2024

Hubo una vez que la localidad segoviana de La Lastrilla tuvo toros y contó, nada menos, que con la presencia de José Antonio Morante, ‘Morante de la Puebla’. Con 17 años. Y no. No fue de novillero. Lo hizo ya como integrante del primer escalafón. En 1997. Casi dos meses después de tomar la alternativa en Burgos. Un festejo que con el paso del tiempo ha pasado en cierta medida desapercibido, pero que guarda una peculiar historia.

Todo se remonta a la destacada temporada de Morante como novillero en 1996, en la que llegó a dejar muestra de su proyección en plazas segovianas como Cantalejo o Sepúlveda. Aficionados de la provincia otorgaron al por entonces novillero un reconocimiento al triunfador de la campaña, que patrocinó el restaurante ‘El Mirador de La Lastrilla’. La entrega del galardón, con el correspondiente coloquio, se fijó en dicho establecimiento hostelero una noche del mes de diciembre de aquel año; y, aunque nevó y la mayor parte de los asistentes previstos no pudieron acudir, se estrecharon contactos más cercanos con Morante, que llegó con su apoderado de aquella época,........

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