Todos los asistentes a la sala, emocionados y de pie, al final de la función aplaudimos durante diez minutos seguidos.

Fue en Cali Teatro, Álvaro Arcos y Natalia Guevara Díaz, él como director de la obra y ella como actriz, se salieron con la suya y fueron los responsables de esa reacción colectiva del público amante de la buena dramaturgia.

A veces dudé si se trataba de una obra teatral o si era una proyección cinematográfica sobre la vida de Violeta Parra.

La mejor manera de describir y narrar lo ocurrido en la sala es decirles que se trataba de un escenario tan realistamente montado, valiéndose de perfectos efectos especiales logró construir la cocina de una humilde casa campesina chilena, una carpa artística, un disparo, truenos y un fuerte aguacero que destruyó e inundó la tolda.

Pero lo más emocionante fue ver la reencarnación de Violeta Parra, cincuenta y seis años después de su suicidio. Es muy cruda la escena del disparo que ella se propina en la sien, después de hora y media de escuchar su monólogo y de habernos deleitado con más de veinte canciones interpretadas con esa voz que en momentos nos confundía entre la realidad teatral y la reencarnación de la folclorista chilena.

La tertulia musical teatral que nos ofrece Natalia Guevara Díaz en el escenario, a quienes conservamos como reliquia los acetatos grabados de Violeta Parra, con su voz nos da un orden histórico autobiográfico a cada una de sus canciones.

Álvaro Arcos, nos ofrece mediante la excelente actuación de la actriz, una narración con sorprendente lógica, contextualizada históricamente, que refleja el rigor investigativo y el ingenio creador del libretista.

Tenemos para rato un director-libretista, algunas veces actor en otras piezas, porque aunque empezó en el teatro hace sesenta años, sigue como el dramaturgo de la eterna juventud: creador, enérgico, dinámico y alegre.

Y Natalia Guevara Díaz, augura éxito para su futuro por la manera como en escena asume los personajes. Si a la “loma de La Cruz va todo el mundo”, a Cali Teatro, San Antonio carrera 12 No.

4-51, vamos los caleños a deleitarnos y concientizarnos con el buen teatro. Álvaro y Natalia, esta vez con sus talentos nos convencen de que ¡Violeta Parra vive!