Ese “bendito” tema de la forma como gobiernan las ideologías de izquierda no deja de ser reiterativo.

Inexplicable que después de la perestroika de Gorbachov, causando la caída del muro de Berlín, dejando libres a los países que conformaban la “cortina de hierro”, con plena autonomía, que hoy viven felices y que un día el sanguinario Stalin les robó su tranquilidad y desarrollo, todavía existan naciones sin libertad como Cuba, Corea del Norte y otros, amén de algunos del continente nuestro, latinoamericano, donde se les quitó el derecho a la libre expresión y derechos sociales de suma importancia para la convivencia familiar.

Veamos lo que nos ocurre a los colombianos en los últimos quince meses : fortalecimiento del accionar de las fuerzas irregulares que cada día ocasionan más violencia e inseguridad; irrespeto a nuestras FF.AA., secuestradas y expulsadas de territorios en peligro por causa del narcotráfico; crecimiento desmesurado de este flagelo que causa graves daños a las familias colombianas; la inversión frenada, causando un preocupante escenario; la construcción de capa caída; se nos vienen cobros del valor comercial no del predial, de las propiedades, lo que significa doble y hasta triple pago de dicho impuesto; las exportaciones e importaciones, terribles; la confianza empresarial y del consumidor, por el suelo, de acuerdo al Banco Mundial, que asegura que Colombia está entre los niveles más bajos en América Latina.

Lo de la salud, para regresarnos a las formas del antiguo ISS; las pensiones, como en Argentina, las quieren desaparecer, sobre todo están que le echan manos a los fondos privados; la reforma laboral solo quiere que existan sindicatos por todas partes porque saben que se pueden manipular ideológicamente hacia la izquierda pero, causando la desaparición de las empresas y, por ende, del empleo formal.

Imposición del diez por ciento a productos no saludables por dos meses pero del quince por ciento a partir de enero/24, encareciendo la canasta familiar de manera infame. Poco les importa la ciudadanía pues es la ideología la que impera actualmente.

En fin, paulatinamente, nos están decreciendo, no solo económicamente sino también como personas. Lamentablemente, esa ideología, que solo enriquece a quienes están en el poder, nos puede imponer un sistema de vida gris, como el que predomina en países hermanos y en el mundo, donde la felicidad y el bienestar no existen.