Bueno, pues ya estamos de regreso del desposorio de Cervantes y Catalina. Cada localidad tiene su propia fórmula de felicidad colectiva, en la toledana Esquivias la comparten con todos quienes nos acercamos a la villa a conocer sus jornadas cervantinas, conmemorativas del compromiso de amor que tuvo lugar allí en diciembre de 1584. Porque amor fue, pese a que durante mucho tiempo los biógrafos les tuvieron -sin base documental alguna- por una pareja «infeliz», solo por dar por sentado que ella hubo de ser poco para un genio y que él trabajó durante muchos años lejos de su casa. Pero no siempre lejos conlleva alejados, como saben exiliados y emigrantes. Elegiste bien, Miguel. Elegiste bien, Catalina. Gracias por acertar, el Quijote hubiese sido diferente sin vuestro amor. El jueves impartí en Esquivias una conferencia sobre su más ilustre hija, pues es uno de los orígenes de la ternura humorística que distingue la obra del escritor y su visión de la mujer. Al día siguiente, asistí a la escenificación de aquella boda. Los esquivianos y las esquivianas participaron como actores y actrices, en un espectáculo por las calles de la villa, con excelentes textos de la pluma de Sabino de Diego. Por su calidad, tiene la categoría de actividad de interés turístico regional. Mi mujer fue vestida de labradorina y se sumó como extra. Si lo llego a saber, me llevo la gola. La felicidad colectiva de una sociedad es mucho más que la suma de las individualidades, conlleva la existencia de valores compartidos. Pura alegría, y que se fastidien los Avellanedas. La organización del Ayuntamiento y de la Casa Museo de Cervantes fue perfecta.

De regreso, en el metro de Madrid, vimos un cartel que anunciaba un Museo de la Felicidad. Le pregunté a Marta: «¿Estará ahí Esquivias?» «¿Estarán Cervantes y Catalina?», «¿Estaremos nosotros?».

En este mundo golpeado por el dolor, esta localidad —300 habitantes en el XVI, no llegan a los 6.000 en la actualidad— es ejemplo de buen turismo cultural, cuando no se tergiversan ni banalizan los valores que se pretende homenajear, y es correa trasmisora de felicidad colectiva. Tan sencillo, tan difícil. Elegiste bien, Miguel, Elegiste bien, Catalina. Gracias, Esquivias.

QOSHE - Amor del bueno - Eduardo Aguirre
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Amor del bueno

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12.12.2023

Bueno, pues ya estamos de regreso del desposorio de Cervantes y Catalina. Cada localidad tiene su propia fórmula de felicidad colectiva, en la toledana Esquivias la comparten con todos quienes nos acercamos a la villa a conocer sus jornadas cervantinas, conmemorativas del compromiso de amor que tuvo lugar allí en diciembre de 1584. Porque amor fue, pese a que durante mucho tiempo los biógrafos les tuvieron -sin base documental alguna- por una pareja «infeliz», solo por dar por sentado que ella hubo de ser poco para un genio y que él trabajó durante........

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