Entretenimiento e inteligencia
Con los dedos de una mano se pueden contar las veces que el arriba firmante se ha puesto delante de la tele para ver El Hormiguero y a Pablo Motos. Ni el producto, ni el personaje, ni las hormigas en cuestión, han logrado anclarme en el sofá y el bailecito con el que empieza o empezaba el programa hasta vergüenza ajena me produce. Error propio del que no ha sabido apreciar los valores de un programa que cada día captura la atención de muchos millones de españoles. Les puedo asegurar que en este caso concreto no es por esnobismo. Uno es capaz de tragarse sin que se le mueva un músculo de la cara formatos........
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