NO hay mayor thriller psicológico que abone el terror que Smile, esa sonrisa feliz que diseñó el estadounidense Harvey Ball pero que es capaz de poner el vello de punta. Fue la imagen que me sobrevino al ver esa mueca tan campechana de Felipe VI para agasajar in situ a quien, fruto de la desesperación, han escogido los argentinos como su guía hacia un mayor abismo, un ultraderechista de tomo y lomo que ha tenido como primera decisión tallar literalmente la imagen de sus cinco perros mastines en el bastón de mando, sus “hijos de cuatro patas”, como les llama Milei. Lo de cargarse el sistema público y vaciar los bolsillos de los pobres hasta dejarles sin siquiera las telarañas vendrá ahora. Pero ahí estaba tan ufano el rey español riéndole la gracia, nada que ver con el gesto adusto y fruncido con el que él y su sucesora en el trono mostraron ante Sánchez, por si quedaba una duda de por dónde cojean. Aceptar la invitación de los amigos de quienes –también allí presentes– quieren “colgar por los pies” al adversario te convierte, irremediablemente, en uno de ellos. Igual que les ocurre a quienes les dan cobijo en las instituciones o a los que se dedican, en un nivel primario del ofendidito, al infantiloide juego del bloqueo en aplicaciones de móvil a falta de discurso y soluciones. Haríamos mucho mejor en alejarnos de toda estirpe en la que no deberíamos apoyarnos ni para aprobar unos presupuestos municipales. Porque los gestos también cuentan.

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QOSHE - Política de gestos - Igor Santamaría
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Política de gestos

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14.12.2023

NO hay mayor thriller psicológico que abone el terror que Smile, esa sonrisa feliz que diseñó el estadounidense Harvey Ball pero que es capaz de poner el vello de punta. Fue la imagen que me sobrevino al ver esa mueca tan campechana de Felipe VI para agasajar in situ a quien, fruto de la desesperación, han escogido los argentinos como su guía hacia un mayor abismo, un........

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