LA HABANA, Cuba. – Desde el comienzo de la Revolución Cubana, y a medida que se iba conformando un régimen totalitario en la Isla, los gobernantes fueron cerrando todos los canales que garantizaban la autonomía universitaria. Se cambiaron los programas de estudio para adaptarlos a la ideologización que reinaba en la sociedad; fueron despedidos los profesores que no comulgaban con el comunismo; y gradualmente la maquinaria del poder fue imponiendo a sus acólitos en la presidencia de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).

Ya en la década de los 70, y en aras de consolidar aún más el control gubernamental sobre las universidades, se fue abriendo paso una consigna que caracterizaría el carácter excluyente de la educación superior en Cuba: “la Universidad es para los revolucionarios”. Se eliminaba totalmente la posibilidad de acceso a los estudios universitarios para aquellos jóvenes que no mostraran su adhesión a la política oficial.

Pero no solo se prohibía el acceso a los estudiantes que no simpatizaran con el castrismo, sino que también eran sacados de las aulas los detractores del sistema comunista. Hay que recordar el famoso “Proceso de Profundización de la Conciencia”, que en los propios años 70, y bajo la conducción del entonces primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Luis Orlando Domínguez ―posteriormente él mismo defenestrado―, expulsó de las universidades a decenas de estudiantes que las autoridades consideraban “conflictivos políticamente”.

A partir de ahí, y aunque la referida exclusión nunca fue abolida, el castrismo aplicó una estrategia más encubierta. En los eventos internacionales que cada dos años comenzaron a celebrarse en la capital cubana, y de una manera hipócrita, los directivos de la educación superior de la Isla enarbolaban el principio de una universidad inclusiva, y así coincidir con el clamor de muchos de los delegados de otras naciones que participaban en esos eventos.

Precisamente, por estos días La Habana ha sido sede del Congreso Universidad 2024, en el que la representación cubana, encabezada por el flamante ministro de Educación Superior, Walter Baluja García, ha insistido en el supuesto carácter inclusivo de los estudios universitarios en la Isla, como si todos los estudiantes cubanos, con independencia de su manera de pensar, pudieran acceder al Alma Máter.

Sin embargo, muy pronto rodaron por tierra las afirmaciones del ministro. Todo aconteció durante un encuentro que Roberto Morales Ojeda, el sustituto de Machado Ventura en la organización del Partido, sostuvo con la membresía de la FEU en ocasión de la designación de un nuevo presidente para esa organización estudiantil.

En esa oportunidad el señor Morales Ojeda, al referirse a los miembros de la FEU expresó: “Ustedes son guardianes de nuestras universidades, y de esta Revolución”. Más claro, ni el agua. Ya los directivos del Ministerio de Educación Superior (MES), y ni siquiera la dirección de la UJC, se tienen que ocupar de la depuración de las aulas universitarias de aquellos estudiantes que no comulguen con el sistema político imperante en el país. Ahora esa tarea les corresponde a los propios estudiantes comprometidos con el castrismo. O sea, a los aguerridos guardianes que seguirán garantizando que las universidades cubanas sean solo para “los revolucionarios”.

Atrás quedó aquella FEU combativa, la de José Antonio Echeverría, que se enfrentaba a las arbitrariedades de los gobernantes de turno. Ahora asistimos a la FEU de Fidel Castro, la misma con la que el máximo líder deseó reprimir al pueblo que se lanzó a las calles durante los sucesos del Maleconazo en 1994. Pero quiso el destino que el dictador no pudiera materializar su deseo, pues en aquel mes de agosto los estudiantes estaban de vacaciones.

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La FEU garantiza que las universidades sean solo para los adeptos al régimen

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11.02.2024

LA HABANA, Cuba. – Desde el comienzo de la Revolución Cubana, y a medida que se iba conformando un régimen totalitario en la Isla, los gobernantes fueron cerrando todos los canales que garantizaban la autonomía universitaria. Se cambiaron los programas de estudio para adaptarlos a la ideologización que reinaba en la sociedad; fueron despedidos los profesores que no comulgaban con el comunismo; y gradualmente la maquinaria del poder fue imponiendo a sus acólitos en la presidencia de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).

Ya en la década de los 70, y en aras de consolidar aún más el control gubernamental sobre las universidades, se fue abriendo paso una consigna que caracterizaría el carácter excluyente de la educación superior en Cuba: “la Universidad es para los revolucionarios”. Se eliminaba totalmente la posibilidad de acceso a los estudios universitarios para aquellos jóvenes que no mostraran su adhesión a la política oficial.

Pero no solo se prohibía el acceso a los estudiantes que no simpatizaran con el castrismo,........

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