Sin apuros clasificatorios, con la única ambición de asegurar la trascendental condición de primero, el Madrid jugó a pasárselo bien y lo logró a ratos. Amaneció igual de mal que de costumbre, se conectó después de la mejor manera hasta perderse por completo preso de la relajación y brindó un gran final con los alegrones de Nico Paz y Joselu. Los nombres fueron más importantes que el juego por el aspecto recreativo del partido y ahí pesan las figuras de siempre. A la clase magistral permanente de Bellingham se añadió la exquisitez goleadora de Rodrygo, el liderazgo creativo de Kroos y la corrección efectiva y efectista de Rüdiger. Cuatro jugadores que ratificaron su jerarquía en un Madrid que va por el camino correcto. Ancelotti volvió a repetir con Valverde y Kroos en la base para ordenar con y sin balón, una sociedad que tiene pinta de duradera. La mezcla suena bien, aunque todavía necesita afinación.

La idea de Ancelotti es proteger a Kroos, que siempre ha renegado del papel de mediocentro único. Se siente mejor acompañado de otro futbolista que le ayude en las coberturas tanto en la banda como a los centrales y en el repliegue defensivo. La energía de Valverde le permite estar en varios sitios a la vez y descarga de responsabilidad al alemán, cuya autoridad se escenifica durante la posesión blanca. Los cambios de orientación para Carvajal, la multitud de recursos técnicos y las llegadas a la frontal del área reflejaron el alto rendimiento de Kroos. Al igual que a Bellingham, Ancelotti le ha dado un contexto de cierta libertad para lucir con este retoque táctico. A Valverde se le ve menos, más acotado su despliegue, pero su aportación al bloque resulta de similar importancia. Ancelotti ha encontrado un alivio oportuno a las lesiones de Tchouameni y Camavinga con ese doble pivote que puja por afianzarse a largo plazo. Además, el italiano gana un espacio para Modric, visto que Ceballos no le va a entrar nunca por los ojos, con toda la razón del mundo. El Valverde-Kroos aparenta ser una solución creíble a futuro.

Al desmarque de Anguissa que supuso el 2-2 no reaccionó ningún jugador del Madrid. La imagen es significativa y expresa la distancia entre Kroos, Valverde y Alaba. El austríaco está muy lejos de la que debería ser su zona de influencia. Un boquete con consecuencias.

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Valverde y Kroos, un alivio al alza

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30.11.2023

Sin apuros clasificatorios, con la única ambición de asegurar la trascendental condición de primero, el Madrid jugó a pasárselo bien y lo logró a ratos. Amaneció igual de mal que de costumbre, se conectó después de la mejor manera hasta perderse por completo preso de la relajación y brindó un gran final con los alegrones de Nico Paz y Joselu. Los nombres fueron más importantes que el juego por el aspecto recreativo del partido y ahí pesan las figuras de siempre. A la clase magistral permanente de Bellingham se añadió la exquisitez goleadora de Rodrygo, el liderazgo creativo de Kroos y la corrección........

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