Lo libró contra el Sevilla, pero no pudo ante el Valencia. El borrón del Madrid en Mestalla pone a las claras que su momento de la temporada no es el mejor y abre las esperanzas a sus perseguidores. Su primera parte resultó indigna, pero los cambios de Ancelotti animaron a la reacción tras el descanso. El italiano estuvo más acertado en las sustituciones que en la propia alineación, aunque pinta que es el once en el que más confía a estas alturas del curso, lesionados al margen. Fue muy sintomático que Tchouameni oficiara como central en lugar de Nacho. Ancelotti se fía más del francés, fuera de su posición natural, y retrasarle le permite además poner el centro del campo que más le llena ahora mismo. Pero el Madrid compareció tarde y mal, empequeñecido por la agresividad del Valencia. La identidad competitiva que le ha dado Baraja, con ese 1-4-4-2 tan bien ajustado y junto, destempló al Madrid, que quiso ganar con más cabeza que corazón en un partido que también exigía de lo segundo. Y encima se dio dos tiros al pie al profanar una ley no escrita en el fútbol. No se deben dar pases horizontales de riesgo, cosa que hicieron Valverde y Carvajal para premiar la vocación de intensidad del Valencia.

El Madrid se enredó durante mucho tiempo y su elaboración careció del vértigo suficiente para desarbolar a los de Baraja. El escenario empezó a transformarse cuando Carvajal y Mendy ganaron altura, y terminó por voltearse con las entradas de Modric, Brahim y Joselu. Kroos no fue Kroos y Rodrygo fue el Rodrygo de los últimos días. Los cambios trajeron otro impulso por dentro y por fuera. Condicionado Vinicius por la marca de Foulquier en el uno contra uno, pese a que le ganara la espalda en los dos goles, el Madrid necesitaba de una circulación rápida que moviera a la estructura del Valencia. Lo hizo a cuentagotas, lo justo para esquivar la derrota y atemperar las malas sensaciones. Aunque en el fútbol las cosas no son lo que parecen muchas veces, con el Madrid sí lo son ahora. No está jugando bien, en un momento crítico del curso que puede poner en duda sus aspiraciones.

Los errores del Madrid en diversos ataques del Valencia fueron bastante visibles. Las marcas se diluyeron con demasiada facilidad, se perdieron las referencias y se permitieron remates rivales en buenas posiciones.

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