En su más reciente informe, la agencia de calificación crediticia Moody's Ratings ha señalado las diversas implicaciones crediticias que enfrentan las empresas latinoamericanas, derivadas de cuatro temas principales que influirán en la calidad crediticia global en 2024: tasas de interés más altas sostenidas en el tiempo, reformas y regulaciones, adaptación a cambios estructurales y polarización.

Ante este panorama, se destaca que los elevados costos de financiamiento están reduciendo tanto la flexibilidad de gasto como los márgenes, especialmente para más de dos tercios de las empresas latinoamericanas con calificaciones especulativas. Además, se identifican otros riesgos, como los resultados de elecciones, como las de México, y la desaceleración económica en China, así como riesgos ambientales y tensiones sociales.

En cuanto a las perspectivas económicas para Brasil y México en 2024, se anticipa una desaceleración del crecimiento después de un 2023 sorprendentemente sólido, aunque el consumo aún muestra resistencia en México. La región también está experimentando un aumento en los esfuerzos de descarbonización y una mayor preocupación por el riesgo físico del cambio climático.

Por otro lado, se espera que la flexibilización de las condiciones de financiamiento y el crecimiento del PIB beneficien al sector financiero, que ampliará su cartera de préstamos. Además, se prevé que las condiciones crediticias para las empresas no financieras de América Latina se relajen en 2024, pero las altas tasas de interés seguirán limitando el desempeño, especialmente en sectores orientados al consumo como alimentos y proteínas.

En el ámbito del transporte y la energía, se destaca que aunque el tráfico de pasajeros es una buena señal para las aerolíneas latinoamericanas, los riesgos económicos y sociales plantean amenazas al contexto favorable para los aeropuertos. Mientras tanto, la expansión de la generación de energía renovable y la mejora de los indicadores crediticios de las compañías eléctricas son tendencias positivas, pero las empresas de transmisión y servicios públicos deben aumentar su inversión para respaldar la transición energética en América Latina.

En cuanto a la situación bancaria, se anticipa que la flexibilización de la política monetaria probablemente beneficiará los márgenes de interés neto de los bancos latinoamericanos. Aunque el ajuste de tasas de préstamos reducirá los ingresos por intereses, las tasas de interés activas solo disminuirán ligeramente debido a que las tasas de interés siguen siendo altas y a la capacidad de los bancos para fijarlas.

Finalmente, se espera que la digitalización sea crucial para mantener la rentabilidad y competitividad de los bancos latinoamericanos en un contexto de intensa competencia y cambios en las necesidades de los clientes. Además, los bancos seguirán adoptando marcos de capital más estrictos basados en riesgos como medida de protección contra crisis financieras.