Antes de que los principales referentes de los universitarios fueran los íconos del starsystem, como actores, cantantes, boybands, es decir, signos sociales adquiridos a través del sistema mediático, los principales modelos a seguir por los estudiantes, además de sus padres, eran sus docentes, a quienes podían escuchar e interpelar sin mediación alguna.

Este gran obstáculo ha tenido en los últimos 20 años un aire renovado debido al auge de la comunicación digital, donde además de los anteriormente mencionados, los referentes más importantes de nuestros estudiantes son influencers o, incluso, sujetos no-humanos, como avatars o personajes ficticios creados con inteligencia artificial.

Pero no vinimos a este espacio a repetir el lamento de cómo se ha perdido la comunicación pedagógica tradicional a partir de la impetuosa marea digital que nos asfixia. No. Hablamos de la peor crisis referencial que experimenta la semiosis social más importante para el desarrollo de un país: su educación universitaria.

En el actual mundo universitario, inundado por el hacer-aprendiendo, sin espacio para reflexión profunda y en el que las preguntas esenciales no tienen espacio, los referentes teóricos y sus propulsores históricos más importantes son constantemente invisibilizados o borrados de la memoria colectiva, sobre todo si su perspectiva teórica y, por tanto, pedagógica, se centraban el análisis crítico del entorno impuesto por el propio sistema.

Por ejemplo, en la enseñanza de la comunicación y el periodismo en Venezuela, en los últimos años, es abismal y casi inexplicable la inexistencia en bibliografías o programas de estudio –salvo honrosas excepciones– de autores, investigadores y docentes claves en la historia de la teorización de dichas disciplinas, no solo en nuestros país, sino en el mundo de habla hispana, como por ejemplo los profesores Olga Dragnic y Eleazar Díaz Rangel.

A ellos hoy los recordamos en este breve espacio, debido a sus recientes natalicios –3 y 5 de marzo, respectivamente– pero sobre todo por los ingentes aportes que, con sus investigaciones, libros y práctica pedagógica, hicieron por la enseñanza universitaria en Venezuela. Si no podemos ser referentes como docentes, al menos rescatemos a quienes alguna vez los fueron, como estos dos insignes ucevistas.