Siempre se ha comentado la estrecha -y tensa- relación entre Historia (con mayúscula) y periodismo. La Historia es realidad concreta y legado inamovible para la posteridad. El periodismo es efímero e inevitable alimento para el olvido. Una vez, Jorge Luis Borges le dijo a su colega Ernesto Sábato: “Nadie piensa que deba recordarse lo que está escrito en un diario. Un diario, digo, se escribe para el olvido”.

Esto es paradójico in extremis pues para muchos historiadores la principal fuente de su trabajo es, precisamente, la prensa diaria y, hoy en día, los medios “en línea”. La pregunta es: ¿Cuán peligroso es esto para la Historia que se leerá en el futuro?

El riesgo es mayor de lo que se cree. Un teórico decolonial afirma que en la actualidad es difícil, para historiadores y periodistas, ejercer su oficio con precisión, pues los hechos, las fuentes y las “realidades” son espejos distorsionados, relatos preconstruidos e, incluso, acciones de relaciones públicas o mercadeo, diseñadas para impactar y vender y, por tanto, para ser olvidadas.

Se usan seudorrealidades y medias verdades para lograr más likes y views. En otras palabras, monetizar. Por lo tanto, el objetivo de muchos medios no es informar, mucho menos servir de fuente documental para los historiadores del futuro. Definitivamente, es otro -e inconfesable- el auténtico propósito.

Por ejemplo, la semana pasada fue noticia la muerte de un hijo de Rick de la serie El precio de la historia. Medios digitales de todo el planeta intentaron hacernos creer que murió Corey, “pues todo el mundo sabe quién es Chumlee”. Pero en realidad quien falleció por una sobredosis fue Adam, un hijo de Rick que solo apareció en algunos de los primeros capítulos de la serie.

Medios locales e internacionales titularon “se murió el hijo de Rick de El Precio de la Historia” sin especificar cuál e incluso algunos se atrevieron a la falaz estrategia de acompañar el post o el reel con fotos de Corey.

En esta era de “comunicación digital”, que enormes contingentes de personas alrededor del mundo pinchen, lean, reaccionen y reenvíen, sin verificar la información, olvidando casi de inmediato lo que leyeron y dejando espejos rotos para el futuro, genera millones de dólares.

¿Qué precio tendremos que pagar para tener en el futuro una Historia precisa y cercana a la realidad?

Periodista y profesor UCV

QOSHE - ¿El precio de la historia? - Antonio Núñez Aldazoro
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¿El precio de la historia?

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26.01.2024

Siempre se ha comentado la estrecha -y tensa- relación entre Historia (con mayúscula) y periodismo. La Historia es realidad concreta y legado inamovible para la posteridad. El periodismo es efímero e inevitable alimento para el olvido. Una vez, Jorge Luis Borges le dijo a su colega Ernesto Sábato: “Nadie piensa que deba recordarse lo que está escrito en un diario. Un diario, digo, se escribe para el olvido”.

Esto es paradójico in extremis pues para muchos historiadores la principal fuente de su trabajo es, precisamente, la prensa diaria y, hoy en día, los medios “en línea”. La pregunta........

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