En el año 1991 me encontraba en Barlovento dictando un taller en un hotel resort promovido por los encargados del restaurante y comedor: mis amigos Ortiz y Julio.

En el contexto del taller me tocó vivir una experiencia (aprendizaje) que hoy la considero extraordinaria. Esa semana contrataron las instalaciones del resort para realizar un congreso de afrodescendientes, casualmente organizado por otro amigo (“Chucho”), a quien conocí en los años 70.

El congreso introdujo una dinámica imprevista para el resort, que puso a todo el personal a dar carreras y dejar todo a punto para el día de la apertura. Ortiz y Julio, responsables de la comida, unas horas antes del almuerzo se percatan que falta un ingrediente vital en la cultura culinaria de la zona: los plátanos. ¡Craso error!

Por la hora, cantidades y costo, los baquianos sugieren ir a comprárselos al señor Juan, porque sus tierras están dedicadas al plátano. Ortiz y Julio (O y J) llegan al sitio y comienza el diálogo con el señor Juan.

O y J: “Señor Juan necesitamos tanta cantidad de plátanos urgente”. Señor: “Entiendo, pero lo urgente será para cuando se vaya esa pepa’e sol, a esta hora nadie sale a obrar”. O y J: “Es que tenemos un congreso y se nos olvidó el plátano, le pagamos algo más”. Señor: “Es la hora del descanso, muchachos; todo tiene su tiempo –se toma una pausa y continúa–, y no se preocupen les cobraré lo justo”. Ortiz y Julio impacientes le sugieren: “Bueno, ¿y si nosotros cortamos los plátanos?”.

Señor: “No se los aconsejo, pero allí están los machetes.” Los jóvenes sin pensarlo agarraron los machetes y tomaron el camino indicado por el señor Juan. Después de un buen rato regresan corriendo, uno de ellos sin un zapato, jadeando, pidiendo agua, buscando donde sentarse, y contaron: “No encontrábamos las matas, cuando logramos ver una mata con un racimo grande, al lanzar el machetazo le dimos a un panal de abejas y tuvimos que salir corriendo, las ramas nos rasguñaban y aquí estamos”.

El resto de la historia la voy a dejar a su imaginación para que la completen (qué pasó con los machetes, el zapato, los plátanos, etc.).

Nos interesa la reflexión sobre la cultura, el tiempo, la geografía, el clima, el respeto e importancia de los saberes populares, la realidad y sus conexiones, etc. “Lo que no se siente, no se entiende” Simón Rodríguez.

QOSHE - Plátanos y machetes - Alfredo Clemente
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Plátanos y machetes

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11.04.2024

En el año 1991 me encontraba en Barlovento dictando un taller en un hotel resort promovido por los encargados del restaurante y comedor: mis amigos Ortiz y Julio.

En el contexto del taller me tocó vivir una experiencia (aprendizaje) que hoy la considero extraordinaria. Esa semana contrataron las instalaciones del resort para realizar un congreso de afrodescendientes, casualmente organizado por otro amigo (“Chucho”), a quien conocí en los años 70.

El congreso introdujo una dinámica imprevista para el resort, que puso a todo el personal a dar carreras y dejar todo a punto para el día de........

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