El 12 de octubre, varios pescadores venezolanos navegaban por la confluencia de los ríos Cuyuní y Venamo cuando vieron que unos efectivos guyaneses habían colocado una bandera de su país en la isla de Anacoco, de la parroquia Dalla Costa en el municipio Sifontes del estado Bolívar. Alarmados, se dirigieron al comando de la Guardia Nacional en Tumeremo y notificaron la irregularidad. Inmediatamente, el teniente José Pilar Barbella Ramos organizó un grupo de combate y se dirigió a la isla fluvial, desalojando a los intrusos y colocando la bandera venezolana. El presidente venezolano Raúl Leoni, lejos de exaltar y condecorar a este héroe nacional, lo increpó por el hecho de estar a punto de iniciar una guerra con Guyana. Barbella Ramos fue arrestado y casi expulsado.

El 14 de octubre de 1966, el primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de Guyana, Forbes Burnham, denunció que “personal venezolano” ocupa una “porción” de la isla situada “en el territorio del Estado de Guyana” y que estaban procediendo a construir “un aeropuerto dentro del territorio guyanés”; y exigía el retiro de dicho personal. Pero resulta que la isla no se encuentra en la Guayana Esequiba, sino que parte de ella había sido ocupada ilegalmente durante la colonia y el nuevo Estado mantenía la apropiación. Por la cabeza de Barbella Ramos el Gobierno guyanés ofreció una jugosa recompensa.

El canciller venezolano Ignacio Iribarren Borges rechazó la protesta diciendo que la isla “siempre ha estado en posesión” de Venezuela y calificó la protesta como “cuestiones internas” de Guyana. Por supuesto, a nivel político se produjo una unidad nacional en defensa de la isla venezolana que no permitió que el asunto fuera más allá del intercambio de notas diplomáticas. El ministro de la Defensa, general Ramón Florencio Gómez, reconoció la presencia militar en la isla y agregó que “la preservaremos o defenderemos”. Nuestro embajador en Georgetown dijo el 19 de diciembre que “ni una pulgada cuadrada de la isla de Anacoco ha pertenecido nunca a Guyana”.

Barbella Ramos contaba con 27 años cuando asumió con arrojo la defensa del territorio venezolano. Luego hizo carrera política resultando electo alcalde de su pueblo natal, Calabozo, en el período 1993-1996. Después alcanzó el grado de coronel retirado y obtuvo su grado de abogado. A la edad de 59 años, este patriota partió a la inmortalidad. El final del episodio de la isla de Anacoco fue el retiro de Guyana de la parte de la isla que injustificadamente tenían ocupada, gracias a Barbella Ramos.